martes, 4 de febrero de 2014

¿QUÉ ES UNA PROPUESTA ALTERNATIVA?

Por L.D.C. Leonardo Daniel Pérez Camacho

 

A finales de la década de los ochenta y en particular de los noventa, el gobierno impulsó diversas reformas educativas ajustadas a la propuesta estructural de orientación neoliberal al que se impuso en nuestro país. Reformas diseñadas con el objetivo de promover procesos de privatización en la educación pública; y por lo tanto, de comercialización de la educación en general. Esto en atención al objetivo de globalización económica y a la apertura de los mercados.

 

Todos estos procesos se impusieron en nuestro país sin la participación de las y los actores. Como consecuencia de este contexto, y en reacción de esta situación, las organizaciones sindicales impulsaron mayormente luchas reivindicativas y políticas que lamentablemente no lograron tener mayores influencias para detener estas políticas privatizadoras.

 

Por ello, parte de la sociedad sigue persuadido, ya que no basta solo la lucha política reivindicativa, sino que es urgente un trabajo educativo pedagógico en la construcción de propuestas  alternativas, solidas, que avancen y ganen conciencia en la sociedad en su conjunto,  para que exista la posibilidad de transformar nuestros sistemas educativos que se requieren en la actualidad, avanzando en los procesos de democratización y de justicia en nuestro país.

 

Los problemas que sufren las comunidades que siguen sin lograr superar la falta de condiciones de vida elementales, los daños irreparables que significan la destrucción y desaparición de los recursos naturales, así como la intolerancia expresada no solo desde un punto de vista político, sino que racial, de género, o religioso, no han desparecido de la faz de la tierra y los conflictos armados que involucran a miles de personas siguen siendo problema y noticia cotidiana.

 

Hoy vivimos en sociedades con modelos economistas y pragmáticos, en los que los valores de la solidaridad, la justicia social, la equidad, la democracia, han dejado de ser sustantivos porque están disciplinados y regulados por el mercado.

 

Lo anterior como desafío exige responder creativamente, tanto desde los sistemas educativos como desde un nuevo que hacer docente, que se encuentra estancado en un discurso de  "educación de calidad".

 

Efectivamente tenemos que pensar en propuestas alternativas educativas para el siglo XXI, es indudable que tendrá que enfrentar desafíos y ser capaz de asumir y ayudar a resolver estos problemas.

 

Además las propuestas alternativas educativas no deben pensarse al servicio de los requerimientos del sistema productivo, sino más bien en que la escuela debe satisfacer necesidades de carácter culturales, social, ético, social, político y de desarrollo personal, que no responde de manera única a las necesidades de los procesos productivos.

 

Las propuestas alternativas educativas tendrán que atender nuevas habilidades, competencias y necesidades de crecimiento del individuo- que desde del mercado y los sistemas productivos se exigen para potenciar los modelos de desarrollo en curso-, tales como la autonomía, la creatividad, la capacidad de indagación y de pensar, no solo desde la perspectiva del desempeño productivo, sino como parte de una formación integral, que rescate la humanidad del sujeto más allá de su utilidad y buen desempeño, considerando los valores éticos inherentes a todo proceso educativo.

 

Estos procesos educativos deberán favorecer el desarrollo de sujetos críticos y reflexivos, siendo capaces de relacionarse de manera directa y distinta con el conocimiento, con la capacidad de comprender, explicar y criticar su realidad; interactuando con otros respetando su pluralidad, de buscar y crear caminos; con la posibilidad de ir mas allá de los límites impuestos y no solo de adquirir las competencias básicas para incorporarse al crecimiento económico.

 

En síntesis una propuesta alternativa educativa es aquella que no solo es capaz de entregar a sus alumnos las competencias y conocimientos necesarios para incorporarse activa y creativamente al mundo del trabajo en un contexto mundial de globalización, sino que también intensión el desarrollo de los valores, del modo de hacer del estudiante, ciudadano sano, critico, reflexivo, tolerante y solidario pero principalmente democrático y racional.

 

Por ello para asumir este desafío se requiere de mucha voluntad y de gran esfuerzo creativo, crítico y reflexivo por parte de los docentes como de la sociedad, sensibilizando primeramente a los alumnos más conscientes que hacen y están desarrollando cambios y que requieren de la legitimación de su esfuerzo.

 

Deberíamos asumir que la construcción de una propuesta alternativa de pensamiento pedagógico será desde los problemas cotidianos que se enfrenta la sociedad actualmente en conjunto con el mundo académico, esto puede tener dos consecuencias, por una parte un camino para que los profesores vuelvan a trabajar de manera integral en equipo y con organización, y por otra parte, puede permitir que el pensamiento pedagógico critico se abra camino ante el discurso único y homogéneo, en el que se muevan las realidades educativas de nuestro país.